COLISEO LOS CAMPEONES: Entre las tradiciones y la modernidad

La carpa de música folklórica “Coliseo” va a ser desalojada del terreno que ocupa. Esto significará la desaparición de un grupo de artistas de diferentes generaciones, que habían encontrado en ese lugar una forma de vida y una identidad. Los jóvenes Marcial y Esperanza formarán un grupo de danza e intentarán salvar el “Coliseo” participando en una competencia de huaylarsh. Para lograrlo tendrán que ganar a los famosos “Tricampeones”.

El cine nacional sigue una racha de estrenos que sorprende, y lo hace con este largometraje que muestra a una Lima distinta, a la ciudad de los migrantes, que intentan adaptarse a una metrópoli hostil, pero a pesar de eso, no deja de mostrar un mensaje positivista y emprendedor, pero lastimosamente deja de lado la propuesta cinematográfica, ya que la parte visual con la actuación no se complementan. Pero hay que admitir que el argumento es sumamente novedoso para la filmografía peruana.

En el plano de las actuaciones destacan, en primer lugar, Jorge Rodríguez Paz, interpretando a Don Tomas, abuelo de Marcial y propietario de “Coliseo”: su carácter terco y sus principios bien cimentados hacen de este un personaje empático, ya que nos identificamos con su situación, y admiramos su constancia de seguir a pesar de tener todas las de perder; Luis Enrique Gastelu, en el papel de Marcial, un joven que reniega de sus orígenes, pero que aprenderá de forma dolorosa que nunca hay que negar de dónde venimos, y sentirnos orgullosos de ello. La sorpresa de la película es Noelia Ramírez, que encarna a Esperanza, una jovencita que fue acogida por Don Tomas y su esposa cuando era una niña, y con la que Marcial entablara una especial relación; su espíritu libre y la necesidad de defender lo único que tiene en esta vida la hace un personaje rescatable. Los personajes de Aristóteles Picho y Delfina Paredes (excelentes actores) no dejan de ser episódicos, pero son necesarios para la narración. Por otra parte, en el campo de los antagonistas, destaca Wady Angulo, como un ser duro, violento, frío y sin escrúpulos, a pesar de por momentos sentir miedo y envidia de Marcial.

Lo mejor del largometraje es la fotografía y la música. Los planos son bellísimos, sobre todo los filmados en los Andes, con una solemnidad que recuerdan a las grandes películas de aventuras, acompañados de una melodía portentosa y sutil a la vez. Las escenas iniciales acompañadas de la melodía son lo mejor del filme. Después de todo esto ¿Por qué insisto en que la película no es buena? Porque da la sensación que la propuesta visual no concuerda con las actuaciones, además de que los obstáculos a los que se enfrentan los protagonistas son de una concepción elemental, sin ahondar en lo difícil que es participar en este tipo de concursos. Ideas buenas existen, lastimosamente mal planteadas.

Dos temas discurren en el largometraje: la independencia personal y el cultivo de las tradiciones. Todo ser humano quiere ser libre, y para eso debe asumir responsabilidades y decisiones propias, eso conlleva, a veces, a alejarse de la familia y de nuestros orígenes. Es mérito de nosotros encontrar el equilibrio entre mantener nuestra vida y seguir unido a los parientes. Además, en medio del caos de la ciudad, lo único que nos mantendría cuerdos seria la conexión con nuestros seres queridos. A pesar de todo, es una película emotiva, ya que conectara con los espectadores que se identifiquen con las situaciones, y es un motivo más para conocer del huaylarsh, ese baile tan alegre y contagiante.

LO MEJOR:

• La fotografía
• La música
• Las actuaciones protagonicas

LO PEOR:

• El guion
• El montaje

CALIFICACIÓN: 3/5

País: Perú
Año: 2011
Director: Alejandro Rossi
Guión: Alejandro Rossi, Augusto Cabada
Actores: Luis Enrique Gastelu, Noelia Ramirez, Aristóteles Picho, Delfina Paredes, Jorge Rodríguez Paz, Damaris Luna, William Luna
Música: Cesar Vega
Duración: 92 minutos.
Calificación: Mayores de 14 años
Sitio Oficial: http://coliseolapelicula.com/